viernes, 11 de abril de 2008

Hola

Resulta que hace algunas semanas me mordió un callejero.
Le temía a la rabia hasta que me puse las 5 vacunas.
Eso nomás.

Hospital 1

Puedo ser un masoca
porque voy adelantando las canciones,
así piolita en mi bolsillo
recibiendo bien sólo a las que se adecuan
a esa sensación
que nos dejamos anoche
y que no me atrevo a llamar pena.

Resulta que de tanto apretar,
mi dedo se empieza a hinchar
Sorpresa!
Me topo con tu melodía.
Se metió sola a mi pendrive.
Sería bonito ponerme a llorar, pero
las ganas son aún muy pocas
y aparte estoy en un hospital.

Hospital 2

No tenía otro lugar para escribir
más que este formulario
de mis vacunas antirábicas.

Escribir para pasar el sorbo espeso
que irrita las gargantas
como las pepas de ese fruto
de nombre chistoso
y cuyo nombre olvidé

Justo como espero hacer
con nuestro pequeño algo:
con tu mordida en mi cuello.

La principal diferencia con la mordida
del quiltro callejero ese
es que para ésta me puedo vacunar.

Hospital 3

Mal momento eligió usted, Don Lalo
para demostrar su cobardía
y sí, cierto
me hablaba de tiempos gloriosos,
victorias sindicales…
Y ahora me pide que ojee al patrón
Para poder ir a mear.

Realmente me conmueve.
Pero qué quiere que le haga
si hoy ando tan melancólico.

Hospital 4

Don Lalo en su cobardía
y con su mirada de anciano dulce,
reza que la rabia
(rabia que la mordida del quiltro en mí instaló)
me llegue justo
cuando el patrón se asome,
con su calva ridícula y su huasca de mierda