miércoles, 5 de noviembre de 2008

La pule.

Ningún, pero ningún ser humano
se alimenta de miradas.
La mayoría come alcachofas
albóndigas, coliflor, betarraga.
En Chile rebanamos las vacas
mientras en India son sagradas.
En algunos países se comen las palomas;
mas nadie
abosolutamente nadie,
se come las miradas.

Mucho menos ahora que están tan caras
con esto del Wall Street.

La conocida plaga de polillas.

Las ideas sueltas que brotaron de mi anoche
mientras volvía a mi hogar
tenían la peculiaridad
de estar doblemente resecas
además de ser pronunciadas
en un tono que asustaría al mismo otoño.

Pero deben ser pronunciadas con precaución
con sagacidad y muecas heróicas.
y con los cabellos agitados por la noche,
pues,
no se debe olvidar
que las cunetas y postes en Santiago
son grabadoras y cámaras respectivamente
y lo que queda de constelación
no es otra cosa
que un moderno equipo de iluminación.

No hay que olvidar todo eso
y mucho menos mientras pronuncio
las frases de final de temporada
de este absurdo montaje cinematográfico
que ya me acostumbré
a llamar vida
vidita mía.

Defensa personal

Un tipo me dedicó un insulto
a mano armada.
pero el muy imbecil
no sabe nada.


No sabe que yo no estoy ahí
y que lo observo de lejos
con esa mirada que emite luces
y que hace caer a una chica
que buscaba cosas trabadas.

Luces de helicóptero en película yanki.

Cuando poso mi mirada sobre algo
temo que aveces
de mis pupilas broten luces
como esas que salen de los helicópteros
en las películas yankis.

Y ciértamente me preocupa un poco
que al mirarte
recuperar cosas trabadas
en alturas más que peligrosas
vayas a perder el equilibrio al sentirte acorralada
por un negro con rai-ban, megáfono
y uno que otro chiste estúpido.

A menos, claro, que cayeras en mis brazos.
Pero yo no estaré ahí abajo
si es que me encuéntro mirándote.
Es como obvio...
...Estúpida...

Promesa

Yo sé que pronto voy a atreverme a escribir sobre tí

Cascarón.

Con mis palmas desnudas arrastro la cáscara que forma mi esferahuevoegoismo;
ruedo dependiendo de la velocidad de la pendiente; es por ende
evidente
que en Valpo ruedo más rápido.