jueves, 12 de julio de 2007

Pálida y la legión de hormonas.

Tardé tanto
que se acabaron galaxias
y mi vigor enmudeció.

Tarde tanto
que volvió la mosquita
y mis labios recuperaron su color.

Me llega por correo
la sentencia de la espera.
Sin manera de completar la chomba
de los lazos que las hormonas sueltan
Tan fría te ves, que creo a veces
que lo eres no solo porque mi aliento te congela las ideas.

He de invocar a mis amigos de tela.
He de armar y desarmar imperios
de planes que viven en rebelión.

Tardé tanto
que olvidé
que por un segundo fui algo.

Algo que cualquier querubín
podría haber señalado con su dedo
y reventado de la envidia.

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